Hoy se murió mi tortuga
De Grupo Ambulante
Dirigido por Gerardo Luna
Y actuada por
Ana Irigoyen
Carla Castellanos
Arturo Lievano
Estuve esperando este día desde hacía dos semanas. La primera me ahueve y la segunda no me dio tiempo para llegar a la función de “Hoy se murió mi tortuga” en el teatro La Capilla. Así que era de esperarse que saliera con tiempo de la casa, al final creí que la taquilla se manejaba como una tienda 24 hr, al punto de no, de aguante vaquero, llegue una hora antes si no puede con sus ansias.
La verdad es que no me desanimé más que por la idea de ir por un café con el tiempo medido porque si llegas una hora antes te hacen un lindo descuento en taquilla. Entonces me acomodé a esperar un rato, total de 1hr30 minutos no pasaba. Además también tienen cafetería donde nunca me acuerdo que su latte mejor no, algo más, tienen variadá en su menú.
Roberto no durmió en toda la noche. Así con esa premisa empieza la obra, con Roberto contándonos que no durmió en toda la noche. Este es un de esos momentos álgidos de la función. El color de las luces sobre el ambiente de la tarima, los personajes Roberto, metidos en descubrirse al público por alto que sea el riesgo de que nosotros ahí podamos mal interpretarlos.
Me voy a arriesgar a fuerza de flashazo a pensar que los creadores escénicos son los nuevos Morelli de Cortázar, Elena Garro, R. Castellanos, que piensan en el lector y su actitud activa o como un deseo de hacer del receptor un puente por el cual transitar hasta llegar a sí mismo, al potencial creador que se complace de ver en el lector a un pequeño monstruo insensible, como el Frankenstein de Víctor Frankenstein. Por lo menos estos de Grupo Ambulante o su director o la dramaturga que por cierto es Valeria Fabbri.
Argumento
La historia es sobre un romance de estos María y Roberto. Como se conocen y lo tontos que nos hace ver el amor hasta que este se aterriza. Dejando claro que todo lo bueno también tiene puntos de quiebre, como queda claro con breves intervenciones de la tortuga. Tipo “es perfecta” pero no se lava la boca nunca o insulta con la misma boca con la que besa a su madre.
Personajes
Tres que valieron cada palabra mencionada, aunque debo decir que al Roberto hubo un momento donde o le faltó amor o se le estaba olvidando el diálogo, porque pareció que inevitablemente cansado, para la energía con la que empezó y siguió después. Nada, cosa de dos palabras.
Las dos actrices estuvieron súper. Maria de Carla era por todas partes la mujer enamorada y decidida que es una mujer como ella, y tan humana como aquel guiño con el que nombra a su tortuga y es tan personal como irresistible que invita a pensar en el destino, como cuándo te das cuenta de la coincidencia.
Roberto de Ana Pau es maravilloso por una poderosa razón, que al principio parece la forma perfecta para contarse un romance a lo Aristófanes. Yo me sentí completamente ligada al pensar en ROBERTA ja ja ja, ay perdón, no quería gritar. Y esa fuerza de ambas actrices y del actor, se mantuvo tenso, no bajó.
Factores otros
El diálogo, las luces, el sonido, la escenografía modesta, nada hizo ruido. Vaya, fue perfecto para hacer de la función Melo-cómica una chévere manera de funcionar el ambiente sin que desentonara. Incluso las actuaciones en momentos que una puede ponerse piki caían en el espectador como obviedades, pues el argumento no omitía los hechos ni sobreentendía queriendo dárselas de posmoderno. Ojo aquí, no me corto la imaginación ni el ingenio que podría tener el director para reinventar las obviedades o acompañarlas, pero eso ya es licencia de creador.
Conclusión
Una obra que tienen que ver en su próxima temporada porque esta ya terminó.
El amor es tan eterno como la ignorancia del que es humilde. O la tristeza de un ornamento. Si no me entienden es porque no voy a hacer spoiler esta vez, porque yo a esta puesta en escena le haría un estudio como el de Cortázar a Morelli, Vila-Matas a Ulises, varios ensayos por ahí al Eterno Femenino, y de la misma R. Castellanos a sus autobiografías de mujeres qué tal vez sí supieron latín.
Tres estrellas. Bravo!
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