CP. III Encuentro del SPEEP estrategias de lo indecible prácticas y pensamientos de la escena y el performance

 


Lo indecible… 

En el III Encuentro del Seminario Permanente de Estudios de la Escena y el Performance, indagamos sobre lo Indecible, pero comenzamos con el cuerpo y la mente en la acción, ahí donde se desarrolla un artista para la escena. Este calentamiento fue una apertura y un irse a uno mismo para encontrar el juego, para verlo y distinguir desde dónde una está y qué termina produciendo en ti. 

Así tres días pero en los cinco —totales que tuvo el encuentro —de mesas con presentaciones, Dilemas, Maniobras, Reescrituras, Procesos, Conjuros, Charlas magistrales, Desmontajes, Quema y Anhelos y fiesta hasta donde no tienen la capacidad de entender el festejo como sutil protesta. 

El III Encuentro del Speep sólo por el llamado merece una estrella, porque mediante la consecución de sus actividades hice consciencia de lo indecible  que aunque no supe dónde colocar en la práctica puedo decir que comienzo a distinguir sus fronteras.


Algo que resonó mucho fue la academia y como bajo este pretexto enunciamos con máscaras, haciendo señas, leyendo mimos, lo que no alcanza a ser dicho, a veces como un adeudo y otras como un tormentón, porque somos intensos los artistas-investigadores y algunos aún quieren estar del lado de la Justicia aunque sea destapando el caño y aceptando la vergüenza como detonante. Otras se lían para darse de bruces con la cercanía y descubrir que feministlan arde. Algunas maquetan, fotografían, hablan, acompañan, activan, para dignificar lo que deja la violencia, el cuerpo, la desaparición. 


Y qué manera de llevar la práctica dentro y fuera del escenario, qué manera de leer el entorno como si fuera el mismo trabajo coreográfico al que se le entregó la vida. Dicen las prácticas que la teatralidad es una forma que sobre pasa los recintos y el performance se vuelve un escudo ante las prácticas que nos postran y nos desvinculan de la vida. Aunque inspirada salí también amedrentada ante la comprensión del impacto que tiene la elección de nuestro consumo. 



La representación no basta ante lo que nos sobrepasa y entonces se danza en los lugares donde la vida en nombre de la modernidad desplaza la naturaleza, la que es escenografía se vuelve indeseable pero… no le digas “pero” a alguien enojado, el Amazonas se inunda. Es un cuerpo de agua —nos dijo Eloísa, la artista carioca —y con su equipo ella refuerza-ritualiza su relación con los ríos de Brasil. Y aprovecho para recordar a Emanuele Coccia en su libro “Metamorfosis” en el nos recuerda que la naturaleza tiene una relación más bien mimética con nosotros, lo que para mí es un vaso hasta el colmo, pues la fuerza natural de sus catástrofes son entonces una traducción de la irresponsabilidad humana y su voracidad por desaparecer e a sí misma al desplazar hasta el exterminio la naturaleza. 

Sin embargo, parte de la naturaleza humana está también en honrar el caos, o su afín la muerte y entonces se ritualiza el canto, cantando que la ancestralidad es/viene del futuro —le entendí a Denise —, se canta para celebrar el Eros y el Tanatos, y el qué-hacer alude el rescate por lo que siempre ha resistido, porque la rabia un día se desata y sale a la calle y grita consignas y le pinta zorros a su modernidad de la que no pidió nacer; se encuentra la respuesta ante retratos que nos confrontan como las otras raíces, las que tuvieron que romper cadenas y fueron tratadas como perras, en el pensamiento —con la mano en el pecho —de su  insurrección escucho los cantos no ya como sirenas, sino cual licantropía… en los gestos antiracistas que Denise nos dejó conocer. 



Pero aquí donde el lenguaje parece una barrera pues no. Y creo que esto se debe al espacio que  —no sólo a los invitados de otro país, sino con los ejes de cada mesa —se generó como ecosistema, esto permitía que en realidad fuera fácil entender, porque en la suerte de repetición del lenguaje, de problemáticas, de laberintos sin salida, una rumiaba la idea desde una limitante —fue el lenguaje, fue lo indecible, fue la academia, fue el artista-investigador —y ahí descubrir el trabajo de las y los compañeros, que hicieron una chambota. Yo a esta atinada forma de generar el encuentro le pongo otra estrella, porque sentí una preocupación genuina por la recepción de los participantes. 



Viendo en retrospectiva la actividad, y sirviéndome del último ejercicio que guió Bertha durante su conferencia magistral, creo que su taller de Albañilería de la Sensibilidad fue con lo que construyó sus puentes para ficcionar su biografía. Y este juego dramático sin duda tiene la fuerza de lo indecible a lo que tanto rodeamos durante los cinco días del Encuentro. Sus parámetros para experimentar la obra de la obra tienen que ver con el cuerpo, con el pensamiento y con la naturaleza por supuesto, yo después de esos días no hay nada que no encuentre tan íntimamente ligado con el cuerpo ciudad y el entorno en el que se desarrolla. Pero es gracias a este primer taller que encuentro nuevas formas de nombrar mis sinapsis y  vislumbro la pieza de arte, la obra de arte, como un construcción orgánica que nace. Entonces por esto muy moderno que canta Shakira “contigo yo tendría diez hijos empecemos con un par” y que Mon Laferte resume con “autopoiética” es que me quedo sin Estrellas para darle una más a nuestra última invitada, porque mi blog es de tres estrellas no de cuatro.



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