Espectáculo Ícaria por Teastral

 VABIEKA Festival Internacional de Payasas.


Ícaria de Teastral Argentina  

Payasa por Paula Righelato 





La payasa se presentó y nos contó porque su madre le puso Ícaria, nos habló de  su afición a ser ingeniosa que heredó de su abuelo inventor, del bully por parte de compañeros que la llaman hippie, enana, fracasada, etcétera, solo porque no me han visto volar, suelta entre carcajadas del público. Acaso nos reímos porque nos parece imposible que pueda volar, no porque aprobemos las burlas sufridas por el acoso de los compañeros.


Y es que el espectáculo se trataba de como Icaría volaría como una vez ícaro —hijo desobediente que voló tan alto desobedeciendo a su papá —, hizo lo que se le dio la gana al envelezarse con el sol. “Hijo desobediente, hacer de tu vida lo que quisiste”. Mientras nos enterábamos de la tragedia griega, que nunca escasean en detalles entretenidos de traición, desobediencia y muerte, Icaría destruía esa cuarta pared —que a veces parece un muro gringo hegemónico capitalista y occidental —hablando con el heterogéneo público que llenaba la sala, una varieté de edades e infancias, nos enterábamos del pequeño inconveniente de tener miedos y que uno de ellos sea el miedo a las alturas.


La escenografía la ayudó a contar la historia con destreza suficiente y hasta corta, porque como ella comentara, podría haberse dado un salto de tres vueltas por la escalera y levantarse en pie, si hubiéralo querido intentarlo y si no tuviera ese miedillo a las alturas, que sin embargo no le medraba el deseo de poder volar. 


CONCLUSIÓN


Ícaria consiguió entretenernos la cantidad de tiempo que mencionó en un principio. Lo que no deja de ser curioso porque sabíamos que estaríamos en el teatro el tiempo suficiente para aburrirnos si resultaba ser un show mediocre. Ante dicho aviso que nos dejó en vilo y la fabulosa conclusión con medida en base tiempo, le pongo una estrella porque pasó rapidísimo y nos divertimos bastante con la historia; además consiguió vencer su miedo a las alturas y voló sobre el escenario, razón para ponerle otra estrella.

Además la estructura de las alas que se construyó para el escenario, que le permitió coquetear con la idea de ser un mecha cerca a esas animaciones niponas donde un humano se fusiona con un elemento mecánico, se merece la tercera estrella de este humilde blog de crítica opinión.

Foto del VABIEKA Fest

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