Esperancita
¡Quiérete mucho!
In k’aatech clown
CoDirección Liliana He-Sant y Miriam Chi
Dramaturgia Sol Ochoa
Actriz Miriam Chi
Unipersonal dirigido a preadolescentes, adolecentes, juventudes y aliad@s. Trabajo con enfoque pedagógico y en prevención del maltrato en relaciones de pareja.
ES MÁS DIVERTIDA QUE’L PÁRRAFO ANTERIOR.
Historia
El final de la relación de Esperancita con su galanazo Gilberto la lleva a contarnos de principio a fin como fue que sucedió. Mientras cuenta su historia, como lo haría cualquier mujer que ha terminado con el corazón roto, a menudo usa lugares comunes tipo “ojalá con ella no esté de mal humor siempre”, o como los hombres (jovenes o adultos) tras una discusión con su pareja dan regalos —discusiones sicológicas y hasta violentas físicamente —.
Su historia de Esperancita es contada por ella misma el mismo día que es la boda de su mejor amiga, por lo que la vemos buscando en sus palabras el coraje para levantarse y poder llegar a la celebración del triunfo de un buen amor. No le es fácil, pues el corazón roto también rompe el autoestima y esa batalla es una de la que tiene que reponerse solita.
Una historia muy completa que interactúa constantemente con el público, dejándonos apreciar y darle forma al trabajo de la actriz.
Actuación, Escenografía y Vestuario
La naturaleza de la función es la itinerancia. Esto lo supimos al final, no como disculpa, más bien como parte anecdótica del montaje. A esto se debe la “modestia” de la escenografía. A fin de cuentas Miriam usa una cantidad de objetos numerables: bolsitas de granos gordos de anturio.
Un celular con el que escroleaba —hay que aclarar que fue la representación del objeto, o en otras palabras, un celular hecho a mano con materiales escolares —.
Unas mascaras de tamaño muy grande con el que dio vida a otros personajes.
Una flor de Anturio.
Una mesita.
Un baúl.
Una cajita.
Todo esto en manos de Miriam hizo la función dinámica
y que la falta escenográfica no se sintiera. Logró hacer que lo chistoso lo fuera, que lo triste nos entristeciera y que lo divertido lo gozáramos tanto como ella.
Estando ataviada con un conjunto muy sencillo, una bermudas larga negra a juego con una blusa y una arandela que le daba un aspecto ridículo —en el buen sentido de la palabra —que retrataba por completo a la mujer enamorada de una función dirigida a adolescencias. No hay que negarlo, todos nos hemos visto así.
Conclusión
Opino que este proyecto tiene lo necesario para tener las tres estrellas del Ágora. La historia se sostiene muy bien, se presenta y se cuenta así misma no supérfluamente pero con honestidad, con la sencillez de un audio y la respuesta entretejida con sollozos y jadeos, no puedo describir la metalurgia que permitió una manera tan genial de regalarnos fotografías de un corazón roto tan kinéticas.
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