‘‘Todos los usos de las palabras para todos’’ me parece un buen lema, tiene un bello sonido democrático. No para que todos seamos artistas, sino para que ninguno sea esclavo." G. Rodari
Deseo escribir de la forma devastadora del gobierno de mi
ciudad natal. Siento como apremiante el dejar un archivo, una evidencia, de que
en este 2024, año electoral –el año electoral donde se han elegido a más
representantes en todo el país --. Queda claro que el barco se está hundiendo,
cada quién lo ve desde su Norte, su Centro, su Costa, su Ensenada, su Rivera, a
mí me toca documentar desde la península maya.
Al sentarme conmigo misma a rumiar la concretización y el
ecocidio que el gobierno Panista coludido con la alcaldía Priísta realizan sin
detenerse a escuchar, sin que nadie sea capaz de impedirles la destrucción, se
vuelve muy claro que tienen todo, todo el poder de hacer lo que se les viene en
gana y que la ciudadanía se siente igual que yo –o por lo menos los
comerciantes y trabajadores de los alrededores del centro histórico, a quienes
les pregunté (no de muy buen humor) qué hicieron cuando vieron que quitaban la
arboleda del zócalo “no podemos hacer nada’’ --, ninguno de nosotres tiene la
capacidad de hacer lo que fuera. Entonces caí en la resignación, como cuando
fui becaria en el Instituto de Seguridad Social del Trabajador del Estado de
Yucatán y escuchaba como los préstamos antes cobraban tasas menores, pero con
la entrada del nuevo gobierno –en esa época era el 2014 – el Secretario de ese
entonces implementó una nueva forma de préstamos que todos sabían que
beneficiaba al jefe y desencajaba al trabajador, algo así como la canción del
barzón, algo así como el siglo XVIII, aquí en México. Incluso hoy día se puede
ir al ISSTEY a solicitar ese préstamo si
eres derechohabiente y corroborarlo. Que porque la educación debe redituarse y
no importa que sea al que menos tiene al que se le suba el muerto, mandó decir
el Secretario aquel.
Hay gente que a veces se anima a exponer lo que todos ya
saben, pero hemos caído muy bajo en el interés del bienestar. La inmediatez, el
streaming, las redes sociales, la explotación laboral y el pensamiento
individualista nos hacen creernos ajenos a lo que está sucediendo, solo porque
no conocemos lo que fue tener los ceros antes de la devaluación, o porque con
las manos en los bolsillos aceptamos que nuestras madres y abuelas se quedaban
en casa mientras sus maridos trabajaban para pensionarse algún día. Tuve la
fortuna de tener abuela trabajadora que se jubiló con un montón de dinero, que
al cambio del peso, le resultaron en lo mismo que yo ganaba de becaria –y
también puedo contarme como privilegiada porque hay becarios o pasantes que no
cobran un peso, sea en empresas privadas o públicas --; claro, eran otros
tiempo, a lo mejor rindió, rendía, pero ella a mí ya me dijo que no. Yo sin
embargo no puedo ni soñar con una jubilación y no me vale, solo prefiero
enfocar mis acciones ahora mismo en el ecocidio, en el valor de los gobiernos
para quitarnos espacios recreativos saludables, por espacios de cemento, por
ejemplo Puerto Progreso.
A otros que tenemos ganas de exponerlo desde hace tiempo nos
da miedo hasta que se quita. Hasta que leyendo poesía se vuelve una José
Revueltas.
Encontré hace unos días un reel de Geovana Campos Vázquez
TODO LO QUE ESTÁ MAL CON LA PLAZA GRANDE DE MI CIUDAD NATAL
Los árboles de la plaza grande fueron arrancados de raíz
para coronar esos cuatro ejes con unas pavimentadas escaleras (colgándose del
nombre de la inclusión, porque rampas para movilidades diferentes ya habían).
Cada esquina de la plaza grande era hija de la sombra que los follajes de las
arboledas coronaban, y el muy sinvergüenza del gobernador 2018-2024 junto a sus
cómplices exterminaron cada nativo del lugar. Si eres aún muy joven y desinteresado
como para saber de quién hablo, no te preocupes, el sinvergüenza mandó a poner
su nombre en cada placa de cada parque de nuestra bella ciudad blanca.
Resulta, sino lo sabes te entero, que los árboles tienen una
fortaleza increíble, y que cuando estos son cortados, los árboles a su
alrededor le brindan nutrientes suficientes para que este pueda recuperarse. No
es nuevo, pero si quieres más usa una enciclopedia y no Google genocida.
Perdón, estoy muy enfadada, y tu curiosidad no se tiene la culpa, pero existen
bibliotecas en algunas esquinas como existían árboles en las esquinas de la
plaza grande de nuestra ciudad natal que han sido cortados de raíz para abrir
unas escalinatas de cemento. Sí sabes lo que significa; que el gobernador
2018-2024 (que puso su nombre en cada placa de cada parque de la ciudad) y sus
cómplices, tenían claro que no querían la fortaleza de nuestros árboles, ya que
para ellos estos fueron un problema a arrancar de raíz… con la misma autoridad
que un genocida. El gran paréntesis de
esto es “la razón” por la que los quitaron, ninguna verdad.
Pero no estoy por detenerme, pues creo que la plaza grande
de mi ciudad no son solo lugares, sino también personas. Como ya dije son
cuatro ejes los que circunvalan la plaza grande, que tenían a cada punta una
arboleda hermosa que fue remplazada por unas escalinatas de cemento, con el
derecho que Dios le dio al hombre… Y no puedo creer que estoy escribiendo del
capricho de uno solo. CLARO QUE NO FUE EL CAPRICHO DE UN HOMBRE sino de toda
una CLASE POLÍTICA.
Pero estoy lejos de criticar a esa basura.
Deseo centrarme en cada vecino de la plaza grande. La
mayoría sin excepción un comercio para el deleite del extranjero, y una
heladería, un palacio de gobierno y un ayuntamiento, para valientes yucatecas
que no le teman a la plancha de concreto que es la ciudad a horas diurnas.
Obviamente en esos puestos, incluyendo el palacio de gobierno y el
ayuntamiento, es raro ver al dueño (Y CONSTE QUE NINGUN GOBERNADOR NI ALCALDE
DEBERÍA SENTIRSE DUEÑO DE NUESTRA CIUDAD NATAL PORQUE MUCHOS IMPUESTOS LOS
MANTIENEN MUCHO DINERO PÚBLICO SE VA A SUS URNAS), pero estamos los jornaleros,
la clase obrera a la que le dicen “media” con alturas por aquello del nivel del
mar, puro atole con el dedo. Yo no vi que estuvieran podando nunca, yo solo
llegué y encontré todo triste, todo colix, y creo que nadie lo vio, creo que lo
hicieron por la noche para que nadie exhibiera el horror cometido. Porque
seguramente hasta las albañiles estaban llorando cuando las jardineras, que
también lloraban, podaban bajo la orden de exterminio. Porque en mi ciudad natal
no existen genocidas… pero se parecen
harto.
¿Qué podríamos haber echo de todas formas? Hay respuestas
claras de los comerciantes que circunvalan los cuatro ejes de la plaza grande
de mi ciudad natal. NO PODEMOS HACER NADA. Eso dicen, los escuché. Lo cierto es
que nadie está tan enojado, o tenemos suficiente miedo a las represalias como
para activar una resistencia más allá de la simulación de las redes sociales,
donde el borlote es una verdadera torre de Babel. Tengo la idea muy clara de
que la función principal de las redes sociales es hacernos soslayar al
verdadero traidor.
Y es que hay algo muy turbio en el nuevo sistema de
transporte colectivo, en la reestructuras de las calles, en las rampas para
personas con necesidades especiales, en las ciclovías. Yo sé que esto se trata
de los árboles de la ciudad, pero lo que claramente se dice, es el eco de lo
que la clase política y del gobernador ahora senador plurinominal por el pan en
la cámara de Senadores del país; es el eco de lo sordos que son sus oídos a
nuestras voces. Es claro que Lopez Obrador y Sheinbaun también son títeres con
propias agendas que no escuchan al pueblo, que arreglan todo a base de unas
becas que solo buscan tapar el sol con un dedo… pero ahora estoy reclamando lo
turbio dentro de la plaza grande de mi ciudad natal, dentro de su clase
política y su violencia sistemática. NO ESCUCHAN NI SIRVEN A INTERÉS CIUDADADO,
son tiranos, colonos del poder fascista, capitalista, neoliberal y nosotros
somos la resistencia. ELLOS y ELLAS solo miran su rancho, no tienen el menor
interés por hacer las cosas para el servicio de su ciudadanía, para ellos somos
objeto de consumo, gente que no debería hacer protestas pacíficas porque de
manera arbitraria un grupo de choque y la fuerza armada del país, van a
someterlos como pasó en Xochimilco hace unos días.
‘‘Todos los usos de las palabras para todos’’ me parece un
buen lema, tiene un bello sonido democrático. No para que todos seamos
artistas, sino para que ninguno sea esclavo.
Y es que creo indispensable el diálogo entre los vecinos de
la plaza grande. El hecho de incomodar al vecino con una pregunta sincera
¿usted qué hizo cuando vio que deforestaban nuestra honorable plaza grande? Es
ya una dinamita para el propio aludido. Así como yo no hice nada porque no
supe, así ellos y ellas, pero tenemos que hacer conciencia en el hecho,
cuestionar la animadversión, la cantada por la gobernancia y la propia
disfrazada de apatía.
La platica real, la recuperación de las palabras es de
alguna forma la reposición de la plaza grande con sus arboledas. La denuncia es
la memoria ciudadana, no sin miedo a las represalias, porque así como el
simulacro está en las redes sociales también lo está la ‘‘advertencia’’, ya no
hay manifestaciones pacíficas. El poder policíaco, militarista e hipócrita
hasta sus porros no dejan cancha para el diálogo que la ciudadanía desea
entablar, para estos de esa clase política nosotres somos ruido a deshacer, para
ellos admitir que les somos incómodos es mandarnos a callar de la única forma
que conocen.
POR ESTO DEBEMOS ACEPTAR QUE LA INCONCIENCIA ECOLÓGICA DEBE
SER SEÑALADA, PORQUE NO HAY DIFERENCIA ENTRE UN GENOCIDA Y EL GOBERNANTE QUE
MANDA QUITAR DE RAÍZ ARBOLES MÁS LONGEVOS QUE ÉL MISMO. Porque no estoy
exagerando, la forma en la que con las
manos en los bolsillos mandó exterminar los árboles en
nombre de la modernidad es la misma forma en la que Netanyahu comete apertheid.
Solo ostentan poderío y maldad, una cruel manera de proclamarse superiores,
como si hubieran salido del mismo intestino de Dios.
“Hay que hablar del fracaso, del escándalo, de la muerte, no
para despertar a los lectores sino, al contrario, para intentar salvarlos de la
desesperación… Una desgracia que encuentra las palabras para ser dicha ya no es
una exclusión radical. El lenguaje nos reintegra a la comunidad humana” Simón
de Beauvoir.
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