los primeros tres meses del 2025 al vuelo y parece que ya nos aterrizaron a una realidad o seguimos en la misma pero sin darnos cuenta que si no ponemos manos a la obra nada va a suceder o en su defecto dejar de pasar como un remolque de trabajo, de esos que con plancha pasan encima del chapopote, pero el chapopote son nuestras ideas o lo que quedó de ellas en el material con el que lo hicieron, que antes fue selva, ceiba, kubone.
Pero no estoy pesimista, de echo de todas las descripciones que podrían quedarme como las mangas del chaleco blanco de napoleón, sería una neurótica que intenta dejar de serlo, o parecerse más a neurosis literaria para aliviar el echo mismo de que toda neurosis es como un caballo desbocado que al final se vuelve la inspiración de aquellos pintores que han intentado retratar el final de los tiempos.
Intentaré traducirme:
En Gaza el cese al fuego prometido se incumple. Estados Unidos que es el pináculo de la democracia y la prosperidad sigue luciendo como el muñeco diabólico qué tanto nos desveló en los 2000, invitándonos a reflexionar sobre conceptos —vayamos poco a poco, que si una mete aquí la praxis todos nos enredamos y se va a comenzar con el vive y deja vivir y cada quién su vida y el "no me gusta la política" –tan utilizados como lo son "democracia" y taaaaan vírgenes como "Inteligencia Artificial", que por definición resumen "cuidando-garantías", "ocio-entropía" en esta última bina podemos contemplar la costa de la franja de Gaza y las intenciones envilecida de ciertos neuróticos por convenir los territorios que ahora son tumbas de luciérnagas en ostentosos y lujosos barrios de un oro verde de papel en decadencia que se sobregira y se imprime sin control alguno, no es necesario ser economista ante semejante epifanía.
Pero después de todo empezó la primavera y vino un eclipse parcial de sol, que a mi parecer produjo menos impacto en el pensamiento colectivo que la repercusión del uso masivo de Internet —lo nulo de una existencia crítica del pensamiento masivo, si me permiten expresarme adecuadamente y generalizando – ¿cuándo estamos al límite de nuestro consumo? Por mi parte he estado utilizando menos el Instagram y considero que podría regresar a las cavernas, y eso que me encanta compartir las fotos de mi ir y venir cotidiano como si de ello dependiera que alguna persona saliera de la depresión solo por ver las caricaturas que hago o, los días entre la arena y el mar al que me meto limpiarme un poco, porque el mar al final es sanador.
Pero los aconteceres de estos días fueron abriendo de manera dulce la vida que llevo, aunque talvez nunca sea una diferencia dentro de este Decálogo 2025 de humanidades... En realidad estoy haciendo este ejercicio para no dejarme en la incredulidad y la ceguera, ni mucho menos en la neurosis del fin de los tiempos, esa en la que Ashton el actor de cine entra en Efecto Mariposa, que no es otra cosa que la obstinación de encontrarse como agente irreemplazable dentro de ejercicio de espectador en el teatro de la vida, este querer constantemente enfrentarse a esa cuarta pared con la intención de cambiar los paradigmas imposibles, por lo menos la película tiene un mejor final que esa en la que otro actor de cine Ryan Gosling interpreta a un pobre fulano que menciono cerca del final de esta entrada.
Regresando a Efecto Mariposa, me parece que entender y aceptar faltar —abstraerse o dejar de ser parte, definiendo la palabra desde su origen: abstenerse –de donde se empecinó en estar es el mejor camino para realizar una felicidad completa; por ejemplo la de Donnie Darko qué se rinde al tormento y parece encontrar ahí el tesoro de la realización. La verdad es que los deseos profundos son individuales y cada uno tiene sus propias formas de manifestarlas, por ejemplo yo que encuentro consuelo y fortuna armando mi modelo de felicidad con la herramienta que me permite expresar mi inconformidad con cierta idiosincrasia americana y el ponsio pilantismo mexicano y si esto no se trata de mi opinión ni mi creencia sobre el respeto a todos los jubilados, comenzando con los argentinos qué se la están viendo tan en chino desde que la juventud —¿el divino tesoro? –votó por un anarcocapitalismo sin conocer las bases de su práctica, sin educación en la escuela para compararlo con el trabajo comunitario, que fuera de los revolucionarios y sus exigencias para y por el pueblo, es más desplazada a la izquierda; sin duda dejaron votar la billetera, si esto fuera la realización de novelas de ciencia ficción en donde alienígena se adueña de los cerebros humanos por medio de artimañas psíquicas, esos alienígenas tendrían su base en Gringotts. La vida digna parece una fantasía, una utopía qué los gobernantes ya no contemplan y se ha puesto por completo bajo la responsabilidad propia como ser individual qué desafortunadamente tiene harto olvidado el convivio, la amistad, la creacción conjunta y el acompañamiento. Dice el dicho "rasquese con sus propias uñas, hombre. Cuide de usted mismo, vaya a terapia, aliméntece, sea proactivo y olvídese de estar triste".
Tengo que admitir que este Marzo limé asperezas con la tristeza. No porque hice caso a los consejos dichos por la inmediatez, fue algo más bien divino, una irradación y la oportunidad de poder ser sostenida nuevamente incluso en la distancia; y no critico la tristeza ni los abismos, creo que es muy natural, creo que es una consecuencia muy natural ponerse mal, dejar de ser la vibración alta barata, cuestionarse y ponerse en diferentes escenarios o hacer introspección profunda y tal vez entender que el vacío es un bello jardín porque las emociones se expresan en el silencio y la calma cuando una se deja ponerlo en hojas en blanco, en dibujos, en pintura, en movimiento. Compartir es necesario para salir un poco del autocentrismo para admitir ser miembro, porque la responsabilidad de continuar no va a ir a ninguna parte y porque al que no comparte se le pudre el tamal.
Por ejemplo el libro de poemas para otakus que leí estos días, que es una chulada de portada divertida para gente como yo que disfruta de ver "caricaturas" en su tiempo libre; una portada que además tiene la fantasía del conflicto pues es cuestión de una misma el poner la sonrisa o la mueca en la portada, gracias a un ligero detalle de pop up. Es un guiño, sin duda, a una ansiedad que no da con la calma, esas ansias son dolorosas y no es solo una cuestión del estilo en la edición, los poemas son de amor, o por lo menos dentro del aspecto platónico lo que resulta liviano ante las referencias que no te permiten divagar con tu crush porque es claro que el personaje y su universo no son extraños para quien lo lee y existe esa empatía, que te conecta con otro algo más allá del espacio tiempo y tiene que ver con la imaginación que sin embargo no es cercano a lo irreal, como los baños de estrellas, el aroma a bosque, los cuentos entre las ramas o incluso los incendios forestales en "baldíos" que considero todos sabemos "capitalistamente" lo que significa para la especulación inmobiliaria. Llegué a meditar sobre las emociones que me produjo este libro como una "falacia necesaria" para el libre funcionamiento del mundo -que ojalá tuviera más que ver conmigo -y quizá en estas emociones superficiales (por no tratarse de asociaciones a personas reales) esté el secreto para librarnos de las tiranías.
No fue mi intención que Marzo se presentara como una bandera de discurso romántico, pero al final mi consumo --contando el tomo 1 de nausicaä, que es un conflicto entre naciones aliadas y entre naturaleza-humanidad -se minó de parejas teniendo lo que tienen todas las parejas desde principio a fin, algunas en el principio, otras en el fin, algunas solo no siendo e incluso terminando, como la que comentaba de Gosling que es la que más me impactó por la voracidad con la que vi al sistema depravar las mentes de los personajes de Michelle Willians y Ryan G. porque al principio el Dean Pereira le dice a un compa de trabajo "las chicas se quedan con el que no se va" mientras cuenta su sueldo haciendo referencia a tener dinero para invitarlas a salir y hora y media más tarde es echado por su mujer (tan infeliz y violenta como él siendo infantil y demostrando su enojo como un berrinche), él la hizo el mounstro cuando no pudo monetizar su encantadora forma de ser; ella quería salir con un rockstar, no solo con un chico que se queda.
Pero regresando a Nausicaä nada más para recordarme lo bello que es que exista un ecocredor como Miyazaki, y para no olvidarme que el mundo en una lucha de supervivencia quiere mimetizarse con lo humano, la princesa del viento se da cuenta que no está abandonada y que puede escuchar el corazón de los insectos, no estoy segura todavía que se haya dado cuenta de que incluso hierve como uno cuando se enfurece, y lo menciono porque somos tan imbéciles subiéndonos al mame de la IA al estudio Ghibli que no hemos tenido tiempo (o quizá sí) de aceptar que somos un tsunami virtual... y esto sin duda algo tiene que ver con ocio-entropia y ciudadano-garantías.
Comentarios
Publicar un comentario