Cuarto y quinto día del VABIEKA Fest.


La libertar para poder imaginar otros mundos, posibles salidas del dedal de callejuelas, nuevas formas de aceptar la realidad, y con esto quiero decir, ser libres para que las señalizaciones del sistema occidental capitalista —patriarcal y machista es su raíz intrínseca —a una mujer, a una niña, a una artista payasa, no las menoscabe. Libertad para liberartarnos de los juicios externos. 

Una vez conseguida la libertad que deja no sujetarnos a juicios externos, está el trabajo de recuperación, restauración y resignificación del valor propio, esto quiere decir que toca rescatar aquello valioso que hay en una misma. Opino que de una manera muy clara y efectiva, estas fueron las propuestas del día cuatro y cinco del festival, y sólo por tan tremendo disparate para una mujer —que en realidad son un montón de payasas y equipo técnico (autogestivo y ciudadano) —se gana su primera estrella cada una de todas las presentaciones. 


Protocolo para volar 

Cía. Savitri


Foto del VABIEKA fest



Savitri es una payasa que ha destruido todos sus documentos para borrarse del sistema. Con una estética brillante de colores, comunicación de alta tecnología por medio de proyección desde planos distintos de la realidad, y su convicción de libertá, Savitri necesita aprobar una serie de pruebas —comenzando con el llenado de fichas y pago en ventanilla —para poder volar hacía arriba y ser libre de aquel lado. 

Iba sin expectativas a esta función, a mi cabeza no se le ocurrió que podría tratarse de una presentación fantástica, cercana a la ciencia ficción por los elementos, los personajes y la distancia espacial; la sorpresa me sacó otra estrella.

Savitri interpretada por Luisa Prias es un personaje errático, o sea quien se deshace de todos sus documentos de identidad solo para ser libre… o se esconde en un hueco bajo tierra. La parte que más me gustó de la función fue la primera de tres pruebas de múltiples exámenes. Cuando tuvo que ser sincera pese a su resistencia, y soltó una retahíla de verdades a la señora infeliz con su trabajo burocrático. Además de esto, la payasa interactuó con el público una cantidad de veces, que puede medirse en instantes preciosos, como cuando la luna llena está en el cenit, un lobo le ahúya, hay dos lunas no una y una luciérnaga alumbra la danza de un hombre enamorado. 

Sin duda tres estrellas para esta función.


La Lavandería 

Teatro caja de Pandora


Foto del Instagram de Oriana



Con su lavandera, Oriana del Mar nos llevó a un recorrido por las aventuras dentro del ecosistema de una lavandería. Su historia es entrañable por la forma en la que es tratada por el patrón, una voz en off que constantemente y en colombiano, le dice lo inservible y buena para nada que resulta ser ella para lavar la ropa, es fuerte ver como hay palabras y pronombres como “mamita” y “usted” que pueden emplearse seguido de menosprecios… y aún así verla hacer el trabajo y ya sumergida en el qué-hacer su imaginación la libera hasta darle el coraje para romper con ese vínculo. La forma cruda de mostrar la crueldad laboral y el juego del ecosistema fantástico de una lavandería, ya le dejan dos estrellas por la forma maravillosa de adueñarse, para esto, de un escenario pequeño, intimo pues.

Sin palabras la payasa de Oriana, nos regala ternura y cuidado a cada uno de los elementos que la acompañó en escena, liberando también a sus herramientas de trabajo, que con su muda compañía brindan más que los patrones nefastos.    


Mme Cava





¡¡YA HABLÉ DE ESTA PAYASA!! La entrada anterior fue sobre la varieté en el foro cultural Karuzo y conté la extrañeza de este personaje en ese corto tiempo de presentación. Click aquí…

Esa es Mme Cava, una payasa extraña. Pero con la presentación de este día se vuelve más cercana. Una le teme a lo que no conoce, y esa es la actitud del comienzo de este personaje que nos entretuvo en la sala Luis Cabrera; ¡Y es que el tiempo con ella es un mismo instante efímero! Se disfruta tanto su espectáculo que no importa la duración, y esto transforma mi forma de ver el tiempo, este paradigma sin duda le coloca una estrella intrínseca, jajaja además en su función el secreto que ella sabía y nadie más conocía, tenía que ver con el polvo de estrellas.

Un hilo rojo, una regla que mide cerca de dos metros, su ignorancia para entender los pronombres y su correcto-socialmente aceptado-uso, esa misma ignorancia que le permite conocer secretos universales y hablarlos sin pelos en la lengua…entiendo completamente porqué quiere mantenerse alejada de nosotros-sociedad. 


Rosa Mexicano


Foto del Instagram de Julia Tello


Julia Tello nos presentó un monólogo divido en tres partes. La primera fue sobre el Rosa Mexicano, y para hablar de un color adjetivando la idiosincrasia mexicana, nos contó de gastronomía y arte, del chavo del ocho —suéltanos Chespirito —y de historia. Pero de verdad, con pasión, con interés desbordándole de los poros. Una adelita de la comicidad. 

La segunda parte indagó sobre la mujer en la revolución mexicana, las adelitas que tenían que disfrazarse para pertenecer y las que siempre se identificaron como hombre, aunque el patrón de los libros de texto y cuotas de género no las baje de disfrazadas. 

Y sobre la revolución francesa como parteaguas para el sufragio femenino. Porque en méxico hasta los 50’s fuimos reconocidas como parte de la ciudadanía democrática. No nos hagamos pendejxs diciendo que contamos con la misma cantidad de derechos y obligaciones, porque aunque fuéramos de otro lado de Latinoamérica, ¿qué es eso de “dice hombres solamente”, desde hace dos siglos?

Si no nos reímos del machismo tan vigente cómo queremos que la selección mexicana femenil de futbol gane un mundial, eh?   


Conclusión


Liberarnos y apapacharnos, darnos nuestro lugar dentro del sistema-mundo, es sólo el comienzo de estas imaginerías efímeras, como lo es el teatro, que de todas maneras busca la forma y consigue el artem vita levis. 

¡Cuatro funciones excelentes de tres estrellas! Qué es el rigor de este blog, que desea disfrutar al máximo la experiencia del arte vivo.

Pero antes de concluir esta entrada deseo mencionar, lo tierno que fue para mí que Oriana dejara la lavandería junto con su cómplice la lavadora tutu; quiero decir, aquello que dice el poema de A. Gonzales “¿cómo hacer que todos los objetos con los que vivimos tengan vidas hermosas, significativas?” Y darles las gracias, no porque crea o compare la vivencia de payasa-mujer con un objeto, o porque el machismo nos trate como tal, sino por lo deshumanizante que es la guerra, el genocidio, que hace de una cultura un objeto de exterminio, que es la misma voz en off del patrón, espero que mis palabras tengan sentido. Mirarnos con ese fuego perdido de la gratitud.

Y el rescate que hace Julia Tello de la historia que citó a Gaudí “el arte es el lenguaje de la naturaleza”  y a Rosario Castellanos “el verdadero amor a la patria es la nostalgia por la comida” y del lugar con más vida de una ciudad ¡los mercados! Lugares que no están exentos de opresión, pero que sin duda son más incluyentes, el mercado casi nos pertenece a las señoras y al arte y las revoluciones le entramos porque sino no se conseguirnos las utopías. ¡Gracias 


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